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• ¿Cuándo te has lanzado en el mundo del desarrollo personal? ¿Por qué has decidido tomar este camino, qué es lo que te ha motivado?

  No fue una decisión, fue una consecuencia. Desde los 12 años empecé a estudiar psicología y a analizar el funcionamiento humano como quien analiza un sistema complejo. No buscaba “ayudar a la gente”, sino entender cómo se genera el sufrimiento y por qué algunas personas se bloquean mientras otras avanzan. Con los años entendí que mi don estaba en ver lo que otros no ven, conectar patrones y diseñar estrategias para salir del caos. Así que me limité a asumir mi función.

• ¿Podrías explicarnos brevemente en qué consiste el "desarrollo personal" y lo que puede aportar tanto a corto como a largo plazo?.

  El desarrollo personal no es sentirse bien, es funcionar mejor. No es meditar, respirar o repetirse frases motivadoras. Es aprender a gestionar lo que no te gusta, tomar decisiones difíciles y transformar patrones internos que sabotean tu vida. A corto plazo, aporta dirección y estructura. A largo plazo, te convierte en una persona que no solo sobrevive, sino que gobierna su destino con lucidez y eficacia.

• ¿Podrías darnos rápidamente dos o tres consejos para ganar confianza en sí mism@?.

  No creo en los consejos genéricos, pero sí te puedo dar tres verdades incómodas:
  
  - La confianza no viene de pensar bonito, sino de hacer cosas difíciles y sobrevivir a ellas.
  
  - Para confiar en ti, necesitas fallar, volver a levantarte y comprobar que no te rompes.
  
  - La autoestima no es quererte mucho, es respetarte lo suficiente como para no sabotearte.

• ¿Crees que un/a profe puede aprender de sus alumn@s? En este sentido, ¿ha habido alguna clase o momento que te haya marcado?.

  Por supuesto. El alumno es como un mapa fractal: si sabes leerlo, aprendes más que enseñando. Hay sesiones en las que el alumno aún no lo sabe, pero está a punto de mostrarte una estructura interna que nadie ha sabido descifrar. Ahí es donde se abre una puerta nueva. He vivido momentos así decenas de veces. Son mis mejores clases.

• ¿Qué personas admiras y que comportan para ti un ejemplo de éxito profesional y personal?.

  Admiro a quien ha entendido cómo funciona el sistema y lo habita sin quejarse. No se trata de carisma ni de dinero, sino de visión, equilibrio y sentido estratégico. Jesús de Nazaret, San Josemaría Escrivá, Marcus Aurelius y, en otro plano, músicos como Keith Jarrett o pensadores como Viktor Frankl. Todos entendieron que el sufrimiento no es un enemigo, sino una coordenada que hay que aprender a navegar.

• ¿Cuáles son tu hobbies o pasatiempos y qué repercusión tienen en tu estado de ánimo?.

  No tengo hobbies, tengo sistemas simbólicos. La música es uno. El análisis estratégico es otro. Me dedico a detectar patrones donde otros solo ven ruido. Para mí, componer una pieza musical o resolver una situación familiar compleja son expresiones de la misma estructura. Si entiendo el fractal, estoy en paz.

• ¿A quién se dirigen tus clases? ¿Crees que es un ámbito abierto a todos los públicos?.

  Trabajo con personas que están dispuestas a mirar de frente su realidad, sin anestesia ni excusas. No hace falta ser culto ni tener estudios, pero sí cierta humildad para dejar de justificarte y empezar a transformar. Acompaño tanto a adolescentes como a directivos de empresas. Lo importante no es tu nivel, es tu disposición al cambio.

• Ser un/a Superprof supone en parte contar con una gran capacidad de adaptación. Háblanos de la tuya, y de cómo debes llegar a conocer al/a la alumn@ para poder acompañarle/la adecuadamente.

  La adaptación no es cambiar el discurso, es leer el código oculto del alumno: lo que no dice, lo que repite sin darse cuenta, lo que le bloquea aunque crea que lo ha superado. Para eso, no me baso en tests ni en etiquetas. Escucho con precisión quirúrgica, analizo el mapa vital y detecto el nodo exacto donde está el problema. Ahí es donde empiezo a trabajar.