La religión en Mesopotamia era politeísta, es decir, adoraban a múltiples dioses y diosas, cada uno asociado con aspectos específicos de la naturaleza, la vida cotidiana y la sociedad.
Esta civilización es clave para entender al resto de Occidente, pues influyó tanto en la mitología hebrea como en la mitología griega, mitologías que influyeron plenamente en el mundo occidental.
También es importante tener en cuenta que la historia de Mesopotamia es larga, por lo que durante su existencia se desarrollaron diversas culturas: desde los sumerios hasta los persas, pasando por los babilonios y los acadios.
Cada una de estas culturas modificó y adaptó las historias, mitos y leyendas para adaptarlas a sus necesidades sociopolíticas, por lo que encontrarás diversas versiones de los dioses y los mitos.
A continuación, te presentamos a las dioses, diosas y mitos generales de la civilización que nació entre el río Tigris y el Éufrates.
Las diosas de Mesopotamia
Las diosas desempeñaron un papel clave en la religión mesopotámica, así como sucede en la mitología japonesa. Al inicio de la civilización sumeria, las diosas eran primordiales y veneradas, sin embargo, con la entrada del de otras civilizaciones (asirios, persas...), las diosas decayeron.
De hecho, el poder decadente de las diosas se puede apreciar perfectamente a través de las diveresas versiones de los mitos e historias mesopotámicas.
Ishtar, la reina del cielo
Ishtar, también conocida como Inanna en la mitología sumeria, era adorada como la diosa del amor, la fertilidad y la guerra.
Su influencia se extendía por toda Mesopotamia, y era reverenciada por su belleza y su capacidad para traer prosperidad a la tierra.
Sin embargo, su temperamento ardiente y su naturaleza voluble también la asociaban con la destrucción y la muerte.
Ninhursag, la diosa madre
Ninhursag, también conocida como Ninmah o Nintu, era la diosa madre en la mitología sumeria.
Se la asociaba con la fertilidad, la creación y el parto. Era considerada la madre de todos los dioses y desempeñaba un papel crucial en la creación y la protección de la humanidad.
Se la representaba a menudo como una figura maternal y amorosa, pero también como una fuerza poderosa y protectora.

Ereshkigal, diosa del inframundo
Ereshkigal era la diosa del inframundo en la mitología mesopotámica, conocida como Kur o Irkalla.
Era la hermana de Inanna-Ishtar y tenía el dominio sobre los muertos y el reino de los espíritus.
Se la representaba como una figura sombría y temible, pero también como una guardiana de la justicia y el equilibrio en el mundo subterráneo.
Aunque no era tan venerada como su hermana, Ereshkigal desempeñaba un papel importante en la cosmología mesopotámica.
en el mito de El descenso de Inanna, cuando su hermana Inanna baja al inframundo, Ereshkigal no la recibe con enojo ni envidia, sino con un comportamiento extraño: permanece en silencio. Algunos estudiosos interpretan esto como una señal de que Ereshkigal no era solo una diosa temible, sino una figura trágica y solitaria, atrapada en el inframundo sin poder abandonarlo.
Nanshe, diosa de la justicia
Nanshe era la diosa sumeria de la justicia, la sabiduría y la fertilidad. Se la asociaba con el agua y los peces, y era considerada la patrona de los pescadores y navegantes.
Nanshe era venerada por su capacidad para impartir justicia y proteger a los necesitados.
Se la representaba a menudo sosteniendo un pez en una mano y una vara de justicia en la otra.

Estas diosas tienen algunos paralelismos con las diosas de la mitología egipcia.
Los dioses de la mitologia de Mesopotamia
Marduk, el Señor de los Cielos
En el panteón mesopotámico, Marduk ocupaba un lugar importante como dios principal de la ciudad de Babilonia.
Representado como un poderoso guerrero, se le atribuía la creación del mundo y la humanidad. Algo así como un Huitzilopochtli de la mitología azteca.
Su ascenso al dominio supremo entre los dioses se relata en la epopeya babilónica Enuma Elish, donde vence a la diosa del caos, Tiamat, estableciendo así el orden en el cosmos.
Shamash, el juz del cielo
Shamash era el dios del sol y la justicia, encargado de mantener el equilibrio moral en el mundo.
Se le representaba con un disco solar sobre la cabeza y con un cetro en la mano (al igual que Odín de la mitología nórdica), simbolizando su papel como guía de la verdad y la rectitud.
Los antiguos mesopotámicos lo invocaban en busca de orientación y protección, pues confiaban en su capacidad para discernir entre el bien y el mal.
Enlil, el señor del aire
Enlil era considerado el dios del aire, el viento y la tormenta. Era venerado como una figura tanto poderosa como temible, capaz de controlar los elementos y ejercer su autoridad sobre los demás dioses.
Como gobernante del dominio celestial, se le atribuía la capacidad de influir en el destino de la humanidad y tomar decisiones que afectaban el curso de la historia.
Ea, el sabio señor del agua
Ea, también conocido como Enki, era el dios de las aguas dulces, la sabiduría y la magia. Se le consideraba el creador de la humanidad, pes según un mito, él moldeó a los primeros hombres con arcilla.
Su dominio sobre el agua lo convertía en un ser clave para la agricultura y la supervivencia, mientras que su conocimiento y astucia lo convirtieron en un consejero invaluable para los demás dioses y la humanidad.
3 principales mitos de Mesopotamia
Conoce los tres mitos clave de la mitología Mesopotámica:
1. Enuma Elish: el mito de la creación
El Enuma Elish es un antiguo poema épico mesopotámico que narra el mito de la creación según la cosmología babilónica. Este relato, escrito en acadio, describe el origen del universo y el ascenso al poder de Marduk, el dios patrón de Babilonia.
En el Enuma Elish, se cuenta que al principio solo existía el caos primordial, representado por las aguas dulces del Apsu y las aguas saladas del Tiamat.
Ambas aguas tuvieron descendencia, la cual molestaban a Apsu, por lo que planeó destruirlas. Sin embargo, Tiamat lo calmaba, pues ella no deseaba terminar con sus hijos y nietos.
Ea, enterado de los planes de Apsu, mata a su padre y establece su morada sobre estas aguas. Pero Tiamat, furiosa por la muerte de Apsu, decide vengarse creando un ejército de monstruos y dragones.
Los dioses restantes, temerosos de la furia de Tiamat, buscan un campeón que los lidere en la batalla contra ella.
Es entonces cuando Marduk se ofrece como voluntario para enfrentarse a Tiamat. A cambio, exige ser reconocido como el dios supremo y que los demás dioses le otorguen poderes ilimitados. Los dioses aceptan.
Marduk derrota a Tiamat en un feroz enfrentamiento. La divide en dos mitades y con ellas crea el cielo y la tierra.
Luego, establece el orden en el cosmos, fija las estaciones y las leyes naturales, y crea al ser humano a partir de la sangre de Kingu, el líder de los monstruos, como siervos de los dioses.
Este inicio del mundo es semejante al de la mitología celta y se podría decir que pertenece a la mitología universal.
2. El descenso de Inanna al inframundo
El mito relata cómo Inanna, deseosa de ampliar su conocimiento, decide emprender un viaje al inframundo, el dominio de su hermana, Ereshkigal, la reina de los muertos.
Inanna sabía que el inframundo era un lugar peligroso y que su viaje sería difícil, pero estaba decidida, por lo que antes de partir, la diosa se prepara cuidadosamente.
La diosa de Mesopotamia se dirige al inframundo y desciende a través de las siete puertas que conducen al reino de Ereshkigal.
A medida que avanza, Inanna es despojada de sus prendas y símbolos uno por uno, dejando atrás su identidad divina y su poder. Finalmente, llega desnuda ante la presencia de Ereshkigal, quien la recibe con ira y desprecio.
Ereshkigal ordena que Inanna sea castigada con la muerte, y la suspende de un gancho de carne en el inframundo. Durante tres días y tres noches, Inanna permanece atrapada en el reino de los muertos.
Mientras tanto, en el mundo superior, los otros dioses se dan cuenta de la ausencia de Inanna y se preocupan por su destino. Enki, el sabio dios de las aguas, envía dos seres mágicos para rescatar a Inanna.
Finalmente, Inanna es liberada y resucitada, regresando triunfante al mundo superior. Sin embargo, su regreso tiene un precio: según la ley del inframundo, alguien debe tomar su lugar en el reino de los muertos. Inanna elige a Dumuzi, su esposo que se divierte durante su ausencia.
En la mitología romana, existen varios personajes que también descienden al inframundo.
3. La épica de Gilgamesh
La épica de Gilgamesh es la primera obra literaria conocida hasta la actualidad. Narra las aventuras del rey Gilgamesh de Uruk, un héroe semilegendario de la antigua Mesopotamia.
Gilgamesh, dos tercios dios y un tercio humano, es retratado inicialmente como un gobernante tiránico y arrogante, cuyos excesos y crueldades provocan el sufrimiento de su pueblo.
Los dioses, ante el clamor de los ciudadanos de Uruk, deciden crear un contrapeso para Gilgamesh: Enkidu, un hombre salvaje criado entre los animales.
Enkidu es un ser primitivo, se encuentra con Gilgamesh y desafía su poder. Después de una lucha, ambos se vuelven amigos inseparables y emprenden juntos diversas aventuras. Entre estas, destaca la búsqueda de la inmortalidad, motivada por la muerte de Enkidu.
En su búsqueda de la inmortalidad, Gilgamesh se embarca en un viaje épico que lo lleva a enfrentarse a monstruos, dioses y desafíos sobrenaturales.
En el camino, encuentra a personajes como Utanapishtim, el único hombre que ha logrado la inmortalidad, quien le cuenta la historia del Diluvio, un evento catastrófico similar al relato del Diluvio en la Biblia.
Sin embargo, Gilgamesh aprende que la inmortalidad es un don reservado para los dioses y que los humanos deben aceptar su mortalidad.
Así, regresa a Uruk con una nueva apreciación por la vida y su legado, decidido a dejar una huella duradera en la historia a través de sus acciones y logros.
A través de las aventuras de Gilgamesh, los antiguos mesopotámicos exploraron las complejidades de la condición humana y la búsqueda de significado en un mundo lleno de misterios.
3 Mitos de Mesopotamia cortos
1. La creación del hombre según Enki
En este mito, el dios Enki (Ea) y la diosa Ninhursag crean a la humanidad a partir de la arcilla y la sangre de un dios sacrificado, Kingu.
Enki mezcla la arcilla con la sangre y forma a los seres humanos, otorgándoles así la capacidad de vivir y procrear.
2. La leyenda de Adapa
Adapa, un sabio sumerio, recibe el don de la sabiduría del dios Enki. Un día, mientras pesca en el mar, Adapa rompe las alas del viento, enviadas por el dios Anu.
Temiendo el castigo de dicho dios, Adapa se dirige a la morada de este último. Enki, prevenido por la situación, aconseja a Adapa que no coma ni beba nada en la presencia de Anu, ya que así evitará el destino que le había sido otorgado, la inmortalidad.
Adapa sigue el consejo de Enki y pierde la oportunidad de obtener la inmortalidad, y perpetúa así la mortalidad de la humanidad.
3. La descendencia de Anu y Antu
En este mito, se cuenta que Anu, el dios del cielo, y su esposa Antu, la diosa de la tierra, tuvieron varios hijos. Entre ellos destacan Enlil, el dios del aire y la tormenta, y Enki (Ea), el dios de las aguas dulces y la sabiduría.
Se dice que Enlil fue destinado a gobernar el cielo y la tierra, mientras que Enki recibió dominio sobre las aguas y los océanos.
Esta rivalidad entre hermanos por el poder divino es un tema recurrente en la mitología mesopotámica y se refleja en varios mitos y leyendas de la región.
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